Ginny Alba Medina, la abogada que teje esperanza en la Amazonía

perfiles

Por: Equipo de Verifico

08 de abril de 2025 * Colombia

Escúchalo

Descárgalo

PDF

Compártelo

Es una de las precursoras en la Amazonía en el avance de la participación de las mujeres en la política y el liderazgo.

Ginny Alba nació en el seno del pueblo Piratapuyo en las selvas de Guainía. Pero el destino, el amor, y su compromiso por defender los derechos humanos la llevaron a Putumayo, deparamento que llama su segundo hogar. Hoy es una de las lideresas más importantes de la Amazonía.


Cuando Ginny Alba era pequeña, las otras niñas de su pueblo, Piratapuyo, en Guainía soñaban con ser doctoras, policías, cocineras o madres. Pero ella siempre tuvo claro que quería ser abogada, la primera mujer con esta profesión en su familia.


Nació el 21 de septiembre de 1989 en Guainía, en la región de la Amazonía, y se crio junto a su hermana Indira en un hogar encabezado por su  madre Florentina, en el barrio Zona Indígena en Inírida. En su familia le dicen ñaricoro, que en su lengua nativa significa culebra, pues dicen que en algunos momentos suele ser impulsiva y hasta un poco malgeniada.


Fue una niña muy sociable, extrovertida y siempre pensaba en las personas a su alrededor, según cuenta su familia. “Ella me acompañaba desde pequeña a las reuniones de la comunidad y se quedaba sentada en una silla escuchando a todas las personas con mucho interés y los días en los que no la llevaba, se enojaba conmigo", indica su tío Pablo Alba entre risas. 


A medida que fue creciendo, se fue adentrando en el tema del liderazgo y terminó siendo personera en su colegio. Como tenía muy claro que quería estudiar desde muy joven, decidió viajar a Bogotá y hacer el pregrado en Derecho en la Universidad Cooperativa de Colombia, donde la eximieron de los preparatorios por su excelencia académica. 


Las injusticias y la falta de presencia del Estado en los territorios de comunidades indígenas fueron lo que la llevaron a trabajar de la mano con diferentes organizaciones desde 2010. Se convirtió en líder joven e hizo parte del equipo de trabajo durante dos años de la presidencia de la Organización Nacional de Pueblos Indígenas de la Amazonía (Opiac) hasta el año 2016.


Actualmente es la secretaria técnica de la Comisión Nacional de Derechos Humanos para Pueblos Indígenas, que se enfoca en la construcción de políticas públicas en derechos humanos con el gobierno nacional. También hace parte del Resguardo indígena Chaluayaco y en 2023 fue la coordinadora de derechos humanos de la Asociación de Cabildos Indígenas de Villagarzón, Putumayo (Acimvip). 

Desde Guainía a Putumayo

Fue el amor lo que la llevó a Putumayo, su segundo hogar. Cuando estuvo en Bogotá se enamoró Robinson López, de un líder de Villagarzón que hacía parte del pueblo Inga del Resguardo Chalayuaco. 

Desde que inició su noviazgo, Ginny se fue adentrando más en esta comunidad y se convirtió en parte de la familia. El nacimiento de sus dos hijos -Aimara de ocho años y Juan Pablo de 10- la unió más a la comunidad. 


Pero la vida de Ginny se partió en dos cuando su esposo falleció en 2020 a causa del Covid-19. “Fue muy duro asimilar su partida porque puede que sí hubiera contemplado que algo le sucediera por ser líder social pero nunca por una pandemia”, dice Ginny. 


Tuvo que hacerse cargo de sus hijos como madre soltera y aprender a seguir sola ya que su familia estaba en Guainía y ella se encontraba en Mocoa, Putumayo.


Para salir de la depresión, se refugió en el amor por sus hijos y en las medicinas tradicionales de su pueblo Piratapuyo y recordar que la muerte en su comunidad no se considera el fin, sino el paso a otro espacio en el que Robinson estaría bien. Así, en nombre de él, también continuó por la lucha de los derechos humanos. 

Los riesgos de defender a las comunidades

Las comunidades indígenas de esta región se encuentran afectadas por  empresas de hidrocarburos; la extracción de recursos tradicionales para su comercialización como la ayahuasca, o yagé; el conflicto armado por control del área y corredores; como también la deforestación. (Para conocer más ver Guardias de la vida)


La existencia de las petroleras ha sido una batalla constante, debido a la invisibilización de los pueblos en medio de territorio indígena, como sucedió con la empresa canadiense Gran Tierra Energy, documentado por el medio Mongabay. En 2014, el Estado concedió una licencia a esta empresa para buscar petróleo en Villagarzón, Putumayo, y no reconoció la existencia de comunidades indígenas, poniéndolas en peligro por las consecuencias ambientales como la calidad de agua, pues interfería directamente con el río San Vicente de donde se proveían los habitantes. 


Fue hasta 2021, luego de que el pueblo Inga interpuso una demanda contra la Dirección Nacional de Consulta Previa del Ministerio del Interior, que esta entidad reconoció la existencia de un resguardo indígena. Y en 2023 la empresa de energía se retiró del lugar. Los líderes siguen preocupados pues temen que otras empresas de hidrocarburos lleguen a la zona, ya que la decisión del tribunal sólo reconoció un resguardo y existen 10. 


Es por eso que el trabajo de Ginny como lideresa siempre tiene un alto riesgo. Mientras que estaba con Robinson contaba con un esquema de la Unidad Nacional de Protección (UNP) pues recibían amenazas constantemente de muerte por parte de grupos armados, pero ella sospecha que las empresas de extracción podrían estar detrás. Debido a esto, las dinámicas familiares se fueron transformando. 


“Mis hijos se acostumbraron, ellos veían los carros o las camionetas y no lo relacionaban como seguridad sino como los conductores de su papá”, dice Ginny. 


Pero para su familia esto no ha sido tan sencillo, a pesar de que siempre la encomiendan a Dios. “A nosotros nos asusta mucho cuando tiene que ir al campo porque son zonas de alto riesgo pero a ella le encanta y no presta atención”, dice su prima Lucero López. 


Pero es tanto su amor por su trabajo que a Ginny se le olvida que su vida puede estar en riesgo. Ayuda que cuando viaja, las poblaciones la reciben con mucho amor.  “La quieren demasiado porque ella sabe trabajar con la población indígena, porque esa es su esencia, allá ella no es la doctora, es simplemente Ginny”, dice Lucero.


Los que la conocen resaltan su compromiso no sólo por la defensa del territorio sino también porque lucha para que los indígenas tengan mayores oportunidades para ingresar a la universidad, mejores condiciones de vida, y la conservación de su cultura. 


A pesar de que ella dice que en este momento no ha sido amenazada, siempre tiene que tener presentes las reglas de los grupos armados que tienen presencia en su territorio, y tiene claro que cuando está en territorio debe cumplir horarios en la hora de llegada y salida, andar sin casco para que la puedan reconocer y también mantener un perfil bajo.

Resaltando el rol de mujer

En medio de esa lucha también ha buscado desestigmatizar su rol como mujer y lideresa. A pesar de que ha sido un camino complicado, sabe que ha valido la pena.  “Antes la participación de las mujeres era nula, sólo ocupaban un lugar en las tareas del hogar y ya, pero ahora son las mujeres quienes lideran los resguardos y hasta hay gobernadoras”, comenta Ginny. 


Ha sido un ejercicio de dar a conocer el trabajo de las mujeres y la importancia que tiene las tareas como cuidar a los hijos, limpiar las casa, pero a la vez de enseñarles a comunicar las necesidades de sus cabildos y tener incidencia dentro de estos a través de la participación en espacios de debate y el empoderamiento. 


Los avances han sido realmente grandes. “Después de estos procesos hubo una transformación en el liderazgo de las mujeres. Pasaron de tener una participación mínima a ocupar el 50 por ciento de los puestos de autoridad en los cabildos Ingas, tan así que hoy en día la presidenta de la Acimvip es una mujer, Ingrid Mojanajinsoy”, dice ella.   


Para muchas mujeres y niñas, ahora Ginny es un referente. Ellas se involucran más en la política, quieren saber más de los derechos de sus cabildos y defender lo que por siglos ha sido suyo, su territorio y su cultura. 


Ahora Ginny busca cada día aprender más, compartir conocimientos y ayudar a las poblaciones. Uno de sus logros más grandes hasta el momento ha sido ser elegida para una de las 34 personas que integran la comisión que construirá el proyecto de ley para la reformar la justicia, y las personas que la conocen auguran que esto será solo el inicio. 


“Yo siempre le he dicho que ella va a ser el orgullo de sus hijos y su familia, porque yo la veo representando a las comunidades en instancias internacionales, algo como Naciones Unidas”, dice Marcela Bejarano, amiga de toda la vida. 


Actualmente, sigue trabajando para la Amazonia, pero desde Bogotá. Dicen que nadie es profeta en su tierra, pero Ginny no sólo lo logró ser en el pueblo Piratapuyo, donde nació en Guainía, sino que también lo es en el Resguardo Chaluayaco, en Putumayo, donde cada día construye caminos de esperanza y vida para las comunidades. 

Si conoce algún caso de desinformación y estigmatización contra personas defensoras de derechos humanos, envíelo al correo contacto@verdadabierta.com para ser analizado por el equipo de VERIFICO e incluirlo en su base de datos.

Descárgalo

PDF

Compártelo