OPDs: La alianza de comunidades indígenas, negras y campesinas que exige justicia y autonomía territorial

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Por: Equipo de Verifico

09 de abril de 2025 * Colombia

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La Organización de Población Desplazada, Étnicas y Campesinas de Montes de María lucha por posicionar una agenda de desarrollo propio en su territorio, a pesar de la violencia de la región y la falta de acompañamiento estatal.

“La OPDs es una apuesta para tener autonomía en el territorio. Articulamos procesos que hagan valer los derechos de las comunidades en medio de tantos obstáculos”, dice Wilmer Vanegas, un líder social del campesinado que vive en Montes de María desde que tenía ocho años. 


Montes de María es una subregión que está entre los departamentos de Bolívar y Sucre, en el Caribe colombiano. Es un territorio en el que hay comunidades campesinas, indígenas y negras, que tradicionalmente se han dedicado a la agricultura y ganadería. Debido a su privilegiada ubicación geográfica, que comunica a buena parte del país con la región Caribe y algunos de sus puertos, Montes de María se convirtió en una razón de disputa para los grupos armados legales e ilegales que buscaban controlar las fuentes de ingresos de la zona. 


La presencia de estos grupos armados junto con el abandono estatal obligó a las diferentes comunidades a crear asociaciones y organizaciones para luchar por el cumplimiento de sus derechos más básicos, desde el acceso a educación, salud y comida, hasta la tenencia de las tierras. 


Mateo Lara, padrastro de Wilmer Vanegas, fue un líder de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos de Colombia (Anuc). Su dedicación para defender al campesinado y sus derechos de acceso a las tierras inspiraron a Wilmer a continuar con la lucha en el territorio, incluso con los riesgos que vienen con esa labor. 


La Anuc es una asociación en la cual se agremian los campesinos de Colombia. Ha sufrido todo tipo de agresiones a lo largo de la historia, pues sus miembros han sido estigmatizados, amenazados,  secuestrados y hasta asesinados, como sucedió en Montes de María. En 1994, asesinaron a Rodrigo Montes, un cartagenero dirigente de la Anuc y concejal del municipio de Ovejas; y en 1999 a Antonio Ferradanes García, presidente y vicepresidente de la Ciudadela de la Paz de San Juan Nepomuceno, Bolívar, y dirigente de la Anuc. 


“Por la violencia del conflicto armado nos asesinaron a un montón de compañeros de la asociación”, cuenta Wilmer. “Como medida de autoprotección y estrategia para sobrevivir en el territorio, decidimos crear una organización que se llamara OPDs Montes de María para seguir haciendo la gestión, pero con un nivel de riesgo más bajo”, explica. 


Así, hacia el año 2009, se crea la plataforma de las Organizaciones de Población Desplazada, Étnicas y Campesinas de Montes de María, una asociación que unifica los múltiples procesos de lucha de la zona.

Como Montes de María es una región diversa, pluricultural y multiétnica, hasta ese momento había un gran número de organizaciones que trabajaban por separado. Los líderes y las lideresas se dieron cuenta de que, a pesar de las diferentes visiones que tiene cada comunidad, todas tenían el mismo objetivo, por lo que decidieron articularse y trabajar juntos. 


“Hicimos una identificación de las agendas, de los temas que teníamos en común y nos unimos alrededor de la defensa de las víctimas. Cabe aclarar que en ese momento solo se hablaba del desplazamiento. Entonces empezamos a luchar juntos por el reconocimiento de los hechos victimizantes que habíamos vivido en la región”, dice Wilmer. 


Hoy, la OPDs está articulada por alrededor de 50 organizaciones que tienen incidencia en los 15 municipios de Montes de María. Además, trabajan con consejos comunitarios, cabildos indígenas y organizaciones de mujeres y jóvenes, por lo que tiene una visión diversa que permite respaldar a todos los habitantes de la región. 


Pedro de la Rosa, quien hace parte de la OPDs desde 2011, cree que la formación política es vital para la región porque “quien no tiene conocimiento está sujeto a vivir de lo que decidan otros”, dice. Pedro explica que una de las acciones más significativas que ha hecho la organización es la implementación de las escuelas de formación ciudadana. 


Antes de la pandemia en 2020, junto con la Corporación Desarrollo Solidario, una organización no gubernamental que desde 1992 acompaña, apoya y asesora a comunidades, organizaciones y redes campesinas en la región de Montes de María, tenían una escuela en la que se formaban jóvenes y adultos de la zona.


“Hemos tenido escuelas en las que se enseña sobre investigación cuantitativa y cualitativa, políticas públicas, agroecología, comunicación, cuidado del medio ambiente, entre otras”, dice Pedro. Cuenta que por la falta de recursos no han podido continuar con todas las escuelas. “Actualmente sólo hay una escuela de comunicación y medioambiente que está hecha para niños y niñas”, agrega. 


Aunque la OPDs ha sobrevivido durante todos estos años, hoy necesitan más recursos. “Al inicio no se quería tener personería jurídica porque se volvía obligatorio crear una Junta Directiva que tuviera todas las responsabilidades, pero hemos replanteado eso y vamos a sacarla porque la falta de recursos también nos ha limitado y nos ha alejado a unos de otros”, cuenta Pedro. Sin personería jurídica no se puede aplicar a muchas convocatorias que les podrían facilitar los recursos que necesitan para seguir existiendo. 


Aparte de la escasez de recursos, la ineficacia de la conexión telefónica y a internet en la región dificulta el trabajo de la OPDs. Debido a la extensión del territorio, hay mucha distancia entre las organizaciones, por lo que reunirse de manera presencial es complicado, y como comunicarse vía telefónica o por internet también es difícil, la toma de decisiones a veces tarda mucho tiempo. 


La Corporación de Comunicación Rural de los Montes de María, que está integrada por miembros de la OPDs, también ve su trabajo obstaculizado por la falta de internet. “La llamada se entrecorta y la conversación no fluye. Si hay mal clima es peor porque acá apenas llueve la señal se va y nos quedamos sin opciones para comunicarnos”, cuenta Paola Cervantes, lideresa de la Corporación de Comunicación Rural. 

Paola nació en Montes de María, en el municipio de María La Baja, hace 35 años. Estudió Comunicación Social y desde que se graduó ha trabajado con comunidades rurales. “Mediante la comunicación, le he apostado a la construcción de paz y de procesos sociales que logren reivindicar la imagen de nuestro territorio, donde hemos sido resilientes a pesar de la violencia”, dice. 


En 2013, los integrantes de la OPDs vieron la necesidad de contar sus propias historias, pues estaban cansados de que los grandes medios de comunicación del país sólo hablaran de la violencia del territorio y tergiversaran la realidad. 


“Decidimos salir nosotros mismos para grabar las historias que queremos contar”, cuenta Paola, quien se unió a la OPDs en 2017. Se dio cuenta de que la visión de la asociación coincidía con su proyecto de vida por lo que le emocionó ingresar. Desde ese momento, junto con otras 20 personas, se dedica a capturar en productos audiovisuales el día a día de la región. “Los contenidos que publicamos van de la mano con la OPDs y sus necesidades. Hemos hablado sobre economías campesinas, alimentación saludable, derechos de los niños, niñas y adolescentes, protección del medio ambiente, entre otras cosas”. 


En su página web se encuentran más de 100 productos audiovisuales que han realizado. Uno de los primeros productos que hicieron fue Cultivar Alimentos es Cosechar Paz, una serie de videos en los que exponen la historia de campesinos que luchan para que no desaparezca la economía campesina, a pesar la dificultad de sobrevivir en un territorio rodeado de monocultivos como el de la palma de aceite. 


Si es necesario también hacen cubrimientos coyunturales. Paola destaca el acompañamiento que hicieron a la OPDs en las marchas étnico campesinas. La primera fue en 2017 y se hizo con el objetivo de visibilizar el abandono estatal que había en tres municipios: María La Baja, Carmen de Bolívar y San Jacinto. Las organizaciones de base y los consejos comunitarios se unieron para solicitar que se garantizaran derechos básicos, como el acceso a agua potable, el funcionamiento de los puestos de salud, la instalación de electricidad y el arreglo de infraestructura vial y de educación. 


Aproximadamente 400 personas salieron desde Montes de María hasta Cartagena, donde otras 200 personas, que habían sido desplazadas del territorio, se unieron a la movilización. Se tomaron la gobernación de Bolívar y se quedaron allí durante los tres días que duró la manifestación hasta que se llegó a un acuerdo con los gobernantes. 


La segunda marcha, que fue en 2021, se hizo porque no se estaba cumpliendo con el acuerdo de 2017. Casi 500 campesinos fueron, de nuevo, a la gobernación de Bolívar y lograron que se fabricara un sistema de acueducto en más de tres municipios, que se entregaran tres ambulancias para la región y que se construyera una vía que comunica la carretera troncal del caribe con la población de la Alta Montaña del Carmen de Bolívar y que permite que la producción de alimento de la Alta Montaña salga del territorio. 


En las dos ocasiones los integrantes de la Corporación de Comunicación Rural acompañaron las movilizaciones. “Debido a la cercanía con las personas, fuimos de los pocos medios que retrataron lo que en realidad estaba pasando”. 


De esta forma, los integrantes de la OPDs pudieron documentar las marchas con tranquilidad y sin miedo a que fueran tergiversados. “La Corporación es una herramienta maravillosa que nos permite alzar la voz. Somos nosotros mismos quienes narramos al mundo quiénes somos y lo que en realidad pasa en nuestros territorios”, dice Pedro de la Rosa. 

Hay casos en los que han sido discriminados por ser un medio regional y ‘pequeño’. “Hay periodistas de medios de comunicación grandes que nos ven como un equipito rural que no tiene trascendencia”, dice Paola. Recuerda una ocasión en la que estaba cubriendo unas negociaciones que tenían los líderes del territorio con la gobernación. “Llega un periodista y me dice ‘el ángulo que tienes es el mejor para una foto y debería tenerlo alguien que haga cobertura nacional, no pequeña y local”. Paola le contestó que precisamente porque quienes se verían beneficiados o afectados por la noticia son los habitantes de los Montes de María, la Corporación merecía tener un buen puesto. 


“Más que una agencia o una productora de contenidos somos un proceso político. Estamos a disposición de nuestro territorio, nuestras organizaciones y nuestras comunidades. Queremos contar historias desde la realidad de la región, y, si se puede ayudar a solucionar las problemáticas que vivimos”, declara Paola. 


La Corporación de Comunicación no es sólo es para compartir sus historias con el mundo, sino que también sirve para fortalecer la unión de los miembros de la OPDs. Yuris Padilla también hace parte del equipo y estuvo presente en el último cubrimiento de los marchantes. “Escuchar las historias de cada líder, de cada persona que hace parte de este proceso pacífico de incidencia política me marcó mucho. Escuchar como los compañeros defienden el territorio a través de una movilización es muy gratificante” cuenta Yuris. 


Añade que debido a que la OPDs está conformada por tantas organizaciones, no es fácil conocer a todas las personas, pero que gracias a la Corporación se ha acercado más a comunidades de la región y ha entendido sus luchas, lo que le da esperanzas para no desfallecer.


“Hemos hablado de casi todos los problemas que se presentan en el territorio, pero hay un tema que sabemos que no podemos hablar en estos momentos es como está el orden público”, dice Yuris. “Hay actores al margen de la ley en cada uno de nuestros territorios y a veces ni siquiera sabemos quiénes hacen parte. Ese tema no lo tocamos”, añade. 


Además de los grupos armados, las empresas multinacionales presentes en el territorio también son un riesgo para quienes ejercen cualquier tipo de liderazgo. “Nuestras agendas tocan intereses mayores. No es un secreto que cuando hubo desplazamientos masivos llegaron grandes empresarios a montar imperios económicos. Hoy en día explotan el territorio y nosotros, que queremos posicionar un modelo de desarrollo sostenible que tenga la visión de nuestros sectores, somos una amenaza para ellos”, dice el líder Wilmer Vanegas. 


En 2014 Wilmer tuvo que salir del territorio, pues fue amenazado mientras apoyaba una familia de campesinos que estaba en un proceso de restitución de tierras contra el grupo empresarial Oleoflores, que es responsable de la Planta Extractora de Aceite de Palma de Maria La Baja. “Llegaron dos personas armadas y me dijeron que dejara quieto el tema de la restitución, que eso no se iba a dar porque esas tierras eran de sus patrones y que si seguía apoyando a los campesinos me partirían la cabeza a plomo”, recuerda Wilmer.


A pesar de los riesgos, ni Wilmer ni el resto de los integrantes de la OPDs van a abandonar la lucha. “El amor por el territorio y las ganas de satisfacer las necesidades de nuestras comunidades tienen más valor que el miedo”, finaliza Wilmer. 

Si conoce algún caso de desinformación y estigmatización contra personas defensoras de derechos humanos, envíelo al correo contacto@verdadabierta.com para ser analizado por el equipo de VERIFICO e incluirlo en su base de datos.

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