"Estas reservas han sido instrumentalizadas por las Farc para manipular a los campesinos"

El pasado 30 de agosto, el periódico El Espectador realizó un debate público con los candidatos a la Alcaldía de Bogotá. Asistieron Gustavo Bolívar (Pacto Histórico), Carlos Fernando Galán (Nuevo Liberalismo), Rodrigo Lara (Lara Demócrata) Diego Molano (Reconstruyamos Bogotá) y Juan Daniel Oviedo (Con toda por Bogotá). 

Fue un encuentro de poco más de dos horas, nutrido de preguntas a las que cada candidato respondía con una paleta con las letras Sí o No, y luego tenía un minuto para ampliar su respuesta. 

Cuando ya había transcurrido una hora con 42 minutos, uno de los presentadores hizo la siguiente pregunta: ¿Durante su administración protegerá activamente la figura de Zona de Reserva Campesina (ZRC) del Sumapaz? Cuatro candidatos respondieron que Sí, y sólo uno, Diego Molano, dijo que No.

“He dicho que no porque en Bogotá, el 75 por ciento es rural, tenemos que proteger a los campesinos. Lo que ha pasado históricamente en Colombia es que estas reservas que se han desarrollado campesinas (sic) han sido usadas e instrumentalizadas por las Farc para manipular a los campesinos. Yo quiero es proteger a los campesinos, no utilizar un instrumento para manipular a los campesinos y mucho menos, como vimos en Caquetá, utilizan y quieren formar guardias campesinas que al final fueron instrumentalizados por las disidencias de las Farc para atacar policías y a los soldados de Colombia”.

Una vez terminó Molano de hablar, hubo réplica del candidato Lara: “Una Zona de Reserva Campesina no es sinónimo de Farc ni de guerrilla, estamos hablando de una zona de páramo, donde el propósito fundamental es evitar que lo que ya hay de explotación campesina se extienda. La ZRC no tiene esa característica y ese propósito, es que no se puede acumular tierra ni se puede extender, entonces, eso cumple una función ambiental muy importante en el principal sistema de páramos del mundo que es el de Sumapaz y el Chingaza”.

Por su parte, el candidato Galán agregó que coincide en que es una “herramienta que tiene un objetivo principalmente ambiental. Entre las 28 veredas, que 16 hacen parte de ZRC, en nuestro gobierno vamos a respetarla, apoyarlos y hay que entender que no podemos permitir que una figura como esta sea estigmatizada porque es clave respetar esa figura y trabajar con los campesinos de Sumapaz para proteger el páramo y también en aquellas zonas donde se puede hacer agricultura, trabajar en una política agrícola que permita abastecer a Bogotá”.

Bolívar increpó a Molano: “Uno no puede ver fantasmas de terrorismo en todos los sectores de la población. Es inadmisible decir que los campesino son de las Farc o que todos los jóvenes son terroristas”.

Molano intervino de nuevo y en su aclaración de la respuesta agregó más elementos que siguen estigmatizando a esta ZRC y a las demás que están constituidas en el país: “La verdad es que yo nunca he dicho que no voy a proteger a los campesinos, de hecho, si ustedes miran mi programa de gobierno, especifico claramente que vamos a tener una estación de carabineros en Sumapaz, que además vamos a tener una policía rural con movilidad para que proteja a los campesinos de Sumapaz para que puedan desarrollar su actividad agrícola y seguridad alimentaria y proveer a Bogotá”. 

Seguidamente, Molano, quien en el gobierno del presidente Iván Duque fue ministro de Defensa, reiteró: “En lo que no estoy de acuerdo es en una figura de reserva que limita la tierra y que excluye, en muchas partes del país, la presencia de la Fuerza Pública, como lo hemos visto que ha pasado en Cauca, ha pasado en Caquetá, en eso sí no estoy de acuerdo. Vamos a proteger al campesino con la Fuerza Pública, pero no que comiencen a utilizar la reserva para limitar la presencia de la Fuerza Pública en una zona que pertenece a Bogotá y a los campesinos también”.

Este debate público tiene más de 157 mil reproducciones y más de mil comentarios en el canal de YouTube, que reflejan la polarización que genera el tema de las ZRC.

Voces del Sumapaz y de rechazo

Ante las aseveraciones del candidato Molano, la Zona de Reserva Campesina del Sumapaz emitió un comunicado mediante el cual sus habitantes expresaron “un enérgico rechazo a las declaraciones públicas que estigmatizan a la población en nuestro territorio”.

En ese mensaje, que circuló por diferentes redes sociales, a modo de contexto, dice que “el candidato Molano Aponte ya había mostrado su odio feroz contra la población, cuando tenía el cargo de ministro de Defensa, ‘trataba a la niñez del campo, asesinada en medio de la confrontación armada como máquinas de guerra’”.

Es por ello que la ZRC de Sumapaz exigió respeto al derecho a la honra y el buen nombre por lo que anunciaron el inicio de un proceso de denuncia ante la Fiscalía General de la Nación, “para que Diego Molano Aponte responda ante las posibles trasgresiones a la ley por sus declaraciones con alto grado de irresponsabilidad y además peligrosas para el conjunto del campesinado y demás trabajadores, en este y otros territorios mencionados, que solo alimentan el odio y la prolongación del conflicto”.

A ese comunicado se sumaron varias voces de rechazo, entre ellas, la de Alfredo Díaz Benítez, secretario de Educación del Sindicato de trabajadores del Sumapaz (Sintrapaz) y delegado por la Asociación de Juntas Comunales del Sumapaz (Asojuntas) a la Federación Comunal de Bogotá.

De acuerdo con este sindicalista, Molano “la clase política que vive de la guerra sabe que con esta acción provocan la muerte y el desplazamiento de los territorios en disputa por el modelo extractivista, como implicación de fondo”.

Para Yudi Villalba, presidenta del Consejo Local de Mujeres de Sumapaz, directiva de Sintrapaz e impulsora de ZRC Sumapaz, estas declaraciones “ponen nuevamente en riesgo, estigmatizando y revictimizando a quienes hemos venido impulsando y construyendo la consolidación de la ZRC como una apuesta de paz, de reconocimiento a la deuda histórica que tiene el país con los campesinos y campesinas y esto lo que hace es retroceder a nuestras aspiraciones y nuestras apuestas hacia el territorio y frente a nuestra territorialidad”.

Y no es la primera vez que esta zona de reserva campesina recibe señalamientos o estigmatizaciones. Díaz Benítez recordó que ya han sido acusados, “privados de la libertad y declarados, por los tribunales, inocentes por la supuesta colaboración con la guerrilla. Son múltiples los casos y en que el Estado debe repararnos”. 

La propuesta de Molano de crear una estación de carabineros allí o cuidar a los campesinos con Fuerza Pública, le genera preocupación a Villalba: primero, porque las ZRC no están pensadas para la seguridad o control territorial, “para eso están las tres bases militares en la zona”; y segundo, porque las mismas organizaciones sociales que existen en Sumapaz se han encargado de resolver conflictos a través de los líderes y en su defecto, de los corregidores.

La lideresa explicó que, en muchas ocasiones, han intentado llevar la Policía a esta zona, pero es tiempo perdido porque no tienen nada qué hacer allí: “Están quince o veinte días y se aburren, además las distancias entre una vereda y otra es complicado para moverse fácilmente por el territorio. Es costoso que esté aquí la Policía y es una inversión perdida porque no tienen cómo resolver problemas como la violencia intrafamiliar o cuidar a las mujeres de posibles feminicidios”.

Aclaró Villalba que lo que dice el candidato Molano es una lectura errónea: “Muy delicado que alguien que estuvo como Ministro de Defensa, que hoy aspire a gobernar a Bogotá, desconozca lo que significa la ZRC para los campesinos y campesinas, diciendo que la zona es para limitar el tema del acceso de la Fuerza Pública, eso no es así. La ZRC es una de las luchas campesinas que reconoce el territorio y la territorialidad de las personas y las comunidades rurales”.

Zonas de Reserva Campesina

Desde principios de los años ochenta, la figura de Zona de Reserva Campesina fue ideada por campesinos de la región de La Macarena, Meta, cuando esta fue declarada área natural protegida. En 1982 le plantearon al gobierno nacional, para esa época en cabeza del presidente Belisario Betancur (1982-1986), garantizar la preservación de los bosques y recursos naturales de esa región a cambio de titulación de tierras, pero esa propuesta fue rechazada. 

En 1994, después de que las organizaciones campesinas siguieran insistiendo en crear esta figura, pudo tener alcance jurídico con la inclusión en la Ley 160.  Dos años después, el gobierno nacional expidió el Decreto 1777 mediante el cual fijó los criterios para el procedimiento de delimitar y constituir las ZRC. De acuerdo con esa norma, se crearán “en zonas de colonización, en las regiones donde predomine la existencia de tierras baldías y las áreas geográficas cuyas características agroecológicas y socioeconómicas requieran la regulación, limitación y ordenamiento de la propiedad o tenencia de predios rurales”.

“Las Zonas de Reserva Campesina tienen por objeto fomentar y estabilizar la economía campesina, superar las causas de los conflictos sociales que las afecten y, en general, crear las condiciones para el logro de la paz y la justicia social en las áreas respectivas”, explica la normatividad.

La Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina (Anzorc), creada en el año 2010, publicó un folleto con toda la explicación de lo que son estas zonas y cómo están organizadas, y allí se puede leer que las ZRC representan “una estrategia de acceso a la tierra y el territorio, a través del ordenamiento social, ambiental y productivo de sus territorios, la organización, el diseño e implementación de sus planes de desarrollo sostenible bajo los principios de la gobernanza comunitaria y responsable del territorio”.

En Colombia existen 64 ZRC, de las que once que están constituidas legalmente por la Autoridad Agraria, el resto están en trámite de constitución o proyectadas para serlo. De esas once, cuatro fueron aprobadas por el Consejo Directivo de la Agencia Nacional de Tierras (ANT) en diciembre de 2022. Se trata de las ZRC de Sumapaz, en Bogotá; Güejar-Cafre y Losada-Guayabero, en Meta; y La Tuna, en Santa Rosa, Cauca.

Las tres primeras se lograron gracias a una tutela impulsada por varias organizaciones campesinas acompañadas por la organización Dejusticia. La del departamento de Cauca fue conformada por iniciativa del gobierno nacional. 

El 4 de febrero de 2023, en un acto público en la localidad de Sumapaz, se formalizó la ZRC, de la que hacen parte 16 veredas con una extensión de 22.806 hectáreas, el 78 por ciento están dentro del páramo.

Para Villalba, la constitución de la ZRC de Sumapaz es un logro histórico: “Es el reconocimiento por nuestras luchas, pero también recordar que esto obedece a un proceso jurídico y de litigio que se adelantó de la mano con Dejusticia. El Sumapaz es el corazón de Colombia, el corazón de Bogotá, es también una reivindicación a este territorio que ha sido estigmatizado por ser señalado como una zona roja, por tenerla segregada desde lo urbano”. 

Además, rescata la lideresa que el trabajo de las mujeres en todo este proceso ha sido de vital importancia, a tal punto que la presidencia de ANZORC está en manos de una de ellas: “Hemos sido impulsoras, hemos acompañado este proceso de diferentes maneras y en cada una de sus etapas. Hay que reconocer que las organizaciones importantes, históricas y simbólicas del territorio como es la Asojuntas y el sindicato agrario Sintrapaz está en cabeza de mujeres como presidentas; significa otro logro y reconocimiento a este trabajo realizado por las mujeres a lo largo de la historia de Sumapaz”.

Por todo lo anterior, estigmatizaciones como la del candidato Molano generan desconfianza y preocupación en las comunidades en las que pretende gobernar.

Consideran que propuesta de cuidar a los campesinos con la Fuerza Pública es repetir un cliché que durante muchos gobiernos no ha funcionado. 

Las necesidades del campo son distintas, empezando por no seguir estigmatizando a las zonas rurales y a sus habitantes; y luego, la inversión social y económica por parte de los gobiernos en la que tanto se ha insistido décadas atrás y que, en la actualidad, con los avances tecnológicos, nada ha mejorado.

Díaz afirma que ante este nuevo hecho histórico en Sumapaz, “las élites capitalinas lanzan toda clase de aseveraciones en contra de la organización campesina, buscando justificar la agresión. Esa es la magnitud de las afirmaciones temerarias de una de las candidaturas a la alcaldía de Bogotá contra un campesinado que ha cuidado el ecosistema más maravilloso y extenso del mundo y produce alimento para la capital, pueblos y ciudades intermedias y que el propósito de siempre es cualificar esta misión para contribuir con hechos concretos para la salvación del planeta”.