"Armados con palos y tomándose las calles"

Con motivo de la conmemoración del Día del Trabajo y de respaldar las reformas sociales que el gobierno de Gustavo Petro está tramitando en el Congreso de la República, el 1 de mayo empezaron a llegar a Bogotá cientos de indígenas procedentes del Pacífico, el Eje Cafetero y la Amazonía. Transcurrida esa jornada, se quedaron nueve días más para pedirle al Legislativo que aprobara los artículos del Plan Nacional de Desarrollo relacionados con una serie de peticiones que vienen realizando desde tiempo atrás y también para denunciar la violencia que siguen padeciendo en sus territorios. 

Como suele ocurrir en sus movilizaciones, las manifestaciones estuvieron acompañadas por la Guardia Indígena, un organismo humanitario de autoprotección colectiva, que se caracteriza por usar bastones de mando y prendas alusivas a su identidad cultural. Es un grupo que no porta armas y propende por la resolución pacífica de conflictos.

Sin embargo, el 3 de mayo circularon videos por redes sociales en los que se insinuaban conductas hostiles por parte los integrantes de la Guardia Indígena, a pesar de no haber cometido ningún acto de esas características. Uno de ellos fue publicado por la periodista Vicky Dávila en su cuenta de Twitter, quien escribió un mensaje que informaba de una presencia intimidatoria por parte de indígenas, pues señalaba que hacían formación 'militar', estaban armados con palos y se habían tomado las calles.

Su publicación fue vista por un millón de personas, tuvo más de 7 mil interacciones y produjo mensajes por parte algunos internautas que equiparaban a la Guardia Indígena con un grupo armado ilegal. Uno de los mensajes más fuertes y estigmatizantes fue el siguiente: “Eso es un frente guerrillero que pretende imponer su voluntad por encima del de la mayoría usando la intimidación y la violencia”.

Visión indígena

Para Luis Acosta, coordinador Nacional de la Guardia Indígena, ese tipo de mensajes son producto de la ignorancia que aún existe sobre los pueblos indígenas y de los largos años de conflicto armado que ha vivido el país. “Los medios han estado enfocados en una visión de guerra en Colombia, entonces, si alguien se organiza como nosotros, nos hacen señalamientos de ser un grupo armado. No es sólo de ahora, es un señalamiento y una estigmatización históricos”, plantea.

Él, quien estuvo al frente de la movilización en la primera semana de mayo, recalca que la Guardia Indígena se comportó de manera normal y que en ningún momento causó disturbios, igual que ya lo había hecho previamente en la capital de la República: “Nosotros siempre hemos marchado en fila india, como se dice. Es nuestra forma de caminar con nuestros símbolos y nuestros bastones que no son armas. Para nosotros es normal caminar en grupo y lo hacemos para andar organizados y no amontonados. Éramos alrededor de 600 indígenas”.

Sobre los mensajes alusivos a una supuesta toma de las calles de la capital de la República, responde que sería la primera toma sin realizarse un disparo y acompañada por la Fuerza Pública. “Decían que los armados se tomaron la Plaza de Bolívar, pero estuvimos acompañados por policías. Eso es parte de la ignorancia y de faltar a la verdad”, explica.

Edwin Mauricio Capaz, consejero mayor del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), que agrupa a once pueblos originarios de ese departamento, reitera que la Guardia Indígena, contrario a lo que plantearon los mensajes de en redes sociales, es un actor de paz, que nació de la necesidad de proteger a las comunidades y sus territorios.

“La Guardia no deja de ser una esperanza de protección distinta a la armada, a escenarios violentos. No usa armamento para defender a las comunidades. Es un grupo de mujeres, hombres, niños, sabios, autoridades indígenas y otros que, desde la acción no armada, la acción concertada, la espiritualidad y la cosmogonía, pretenden proteger a las comunidades, la cultura, los individuos y su cosmovisión, en los territorios”, indica.

Y recalca que no es un actor que pretende poder ni sustituir la institucionalidad: “El Estado colombiano tiene responsabilidades y debe cumplirlas; pero también, de alguna forma, ha sido un elemento ausente en los territorios y hasta que eso no cambie, es muy difícil que las comunidades no intenten protegerse de un nivel de agresión muy alto que hay en la ruralidad”.